23.6.12

Acerca de una evocación de la masacre de Ezeiza por Abel Bohoslavsky

  En un artículo evocativo de la masacre de Ezeiza, publicado en Miradas al Sur del 17 de junio del presente año,  Raúl Argemí, quien se presenta como ex militante del ERP-22 de agosto reivindicando la decisión del grupo al que perteneció, de separarse del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revolucionario del Pueblo en 1973 y adherir al triunfante justicialismo plantea que “…  aquel 20 de junio el ERP 22 estuvo en Ezeiza. Era coherente, y aún lo creo así, con el principal factor que había provocado la fractura con el ERP/PRT: el reconocimiento del peronismo como una fuerza del campo popular, por la actitud y actividad de sus bases, más que por la cuestionable existencia de su líder máximo, Juan Domingo Perón “. En principio quiero señalar que el PRT desde su fundación (1965) y en la trayectoria anterior de sus corrientes precursoras, siempre reconoció al peronismo como una fuerza del campo popular. Es más, siempre entendió y precisó que se trataba de un movimiento de amplia base obrera y con una conducción burguesa y burocrática (El Combatiente, N° 56 al 59, 1971); y eso le daba (le da) las características de un movimiento populista que, cuando ejerció el gobierno (45-55) conformó un régimen de tipo bonapartista.  El PRT, ante la inminencia del desenlace del  GAN (Gran Acuerdo Nacional), en diciembre 72, ya caracterizaba el rol en ese momento de Perón como “cuestionable” como señala el autor. Pero el PRT no era ambiguo. Era más preciso y lo definía anticipadamente como un papel contrarrevolucionario, precisamente porque pronosticaba que Perón iba a jugar el papel que finalmente jugó a partir de esa fecha de su retorno del exilio (editoriales de M. R. Santucho en El Combatiente N° 82 al 85, 20/7/73 al 10/8/73). He aquí la diferencia esencial.  Por lo tanto, las afirmaciones de Argemí sobre por qué ese grupo se separó del PRT no parecen consistentes. El autor de la nota reivindica “la actitud y actividad de sus bases”. Pero la amplia mayoría de esas bases SI reconocían a ese líder máximo que él mismo califica de “cuestionable”. Y las organizaciones sindicales y armadas peronistas lo presentaban como "el conductor estratégico". Este era el punto central de la discrepancia entre el PRT y todas las corrientes de la Tendencia Revolucionaria del peronismo. Argemí  luego afirma lo siguiente: “Entendíamos, porque la práctica política en la calle así lo indicaba, que en cada sitio el sector más dinámico se identificaba como peronista “.  Según esta descripción, dirigentes obreros como Agustín Tosco, Leandro Fote, Gregorio Flores, René Salamanca (y sigue la lista...) no eran parte del sector más dinámico de la clase trabajadora, porque no se identificaban como peronistas. Para el autor de la nota, el fenómeno de los movimientos sindicales democráticos/antiburocráticos y clasistas que emergió desde Tucumán, Córdoba, Rosario, no era “el más dinámico” de nuestro movimiento obrero. El desconocimiento de esa realidad y de ese desenvolvimiento, más que un intento de aproximarse a la clase obrera de entonces y sus “sectores más dinámicos”, parece un alejamiento de ese fenómeno pujante e inédito que llegó a su apogeo en las movilizaciones de junio-julio de 1975, el momento más alto de la etapa histórica abierta en 1969 desde el Cordobazo. Contradictoriamente con lo que el autor de la nota da a entender, el PRT-ERP tuvo en ese período (73-75) su mayor crecimiento y su mayor incidencia en la vida política nacional. Puede cuestionarse su estrategia (y sus tácticas), pero no su inserción en los sectores más dinámicos de la clase trabajadora. El PRT fue aniquilado por la represión de la contrarrevolución armada (lo mismo que muchos otros destacamentos), pero los grupos que se escindieron de él, se disgregaron infructuosamente como opciones políticas. Más adelante, Argemí dice: “A partir de su apoyo público al Frejuli y, puntualmente, con el arribo de Cámpora al gobierno, el ERP 22 desmovilizó su frente militar y todo el mundo salió a trabajar en los barrios y las villas miseria. En cada sitio donde había una posibilidad se instaló un comité de base, en el que los vecinos tenían voz y voto para encarar proyectos que mejoraran sus condiciones de vida “.  El PRT, mucho antes de esa coyuntura, durante ese breve período (Cámpora gobernó 49 días y fue derrocado en una maniobra palaciega de autogolpe con la apariencia de una “renuncia”) y después, jamás dejó de trabajar en los barrios y villas, aunque - es cierto - priorizaba las fábricas y otros centros de trabajo. El 70% aproximadamente de la fuerza militante del PRT estaba dedicada al trabajo en los frentes de masas y de propaganda. Y no por hacer eso, dejó su "frente militar", es decir, su práctica guerrillera y su construcción de Ejército Popular. Y para hacer todo eso, el PRT no se mimetizó como peronista. Eso sí, lo que el que escribe ignora (desconociendo la propia historia del partido por el que pasó), es que antes de existir como PRT, una de sus corrientes fundacionales se desarrolló como "Palabra Obrera, corriente trotskista del peronismo obrero revolucionario"). Es decir, el autor ignora que lo que él asumió en 1973, Palabra Obrera lo había practicado desde fines de los '50 hasta 1965 (en la jerga política de la época se denominó “entrismo”).   Rememorando los acontecimientos de Ezeiza, Argemí afirma: “…Cuando el ERP 22 ocupó una pequeña colina, en ese mar verde, se podían escuchar los disparos aislados y la voz de Leonardo Favio, alertando de que había francotiradores emboscados sobre los árboles “.  El autor parece ignorar que el cantautor y cineasta Leonardo Favio era parte del palco desde donde se disparaba a la multitud y no alguien que “alertaba” sobre “francotiradores”. El palco estaba copado por grupos armados de la burocracia, policiales y parapoliciales. Eso que fue visible para quienes estaban allí, quedó plasmado en numerosos documentos gráficos y fílmicos.   Si los hechos políticos antes tratados son cuestiones de opinión y la postura del autor es legítima y respetable, el intento de falsear cómo fueron los acontecimientos y ocultar el papel de quien, desde su lugar artístico y popular, estuvo (sin fusil y con micrófono) en la trinchera de los masacradores. Esto indigna. Al final, Argemí concluye que “Cuando en la tarde noche se comenzó la retirada, pocos sabían lo que allí había sucedido desde la madrugada, y los que aún conservaban energías cantaban y bailaban sus consignas “. ¿Este es el balance de una de las masacres más siniestras y trágicas de nuestra historia? ¿Este es el balance de lo que fue el inicio de la contraofensiva armada contra el movimiento obrero y popular?  Ante esta versión tergiversada que oculta el debut de la Triple A, sugerimos leer el libro Ezeiza del periodista peronista Horacio Verbitsky, y eldiscurso de Perón del día siguiente, 21 de junio del 73, reproducido en ese mismo documento.

¿Por qué Sísifo?


La idea de colocarle Sísifo a la revista, surgió de la lectura de la obra clásica de Rosa Luxemburgo "Reforma o Revolución". En dicha obra, Rosa (para los amigos, no confundir con doña Rosa de Neustadt) debate con Berstein, quien había realizado nuevas interpretaciones del marxismo y proponía nuevos cursos de acción para el partido socialdemócrata alemán allá por finales del siglo XIX y comienzos del XX. Básicamente proponía y debatía acerca de la posibilidad de la reforma del sistema capitalista y en consecuencia, había que modificar las formas de lucha. Eso en el contexto del imperio alemán, dirigido por Bismarck quien había apostado a la mejora de la clase obrera para evitar la revolución. Luxemburgo debate con Berstein y afirma que eso no es posible, porque ella sostiene la tendencia a la pauperización de la masa obrera, siguiendo a Marx, por lo cual, repito, nunca se lograría una mejora en las condiciones materiales de la clase obrera (un eterno debate entre los keynesianos y marxistas). En esa obra, Luxemburgo se refiere a la lucha económica de los trabajadores, cuya primera forma es el "sindicato". La lucha económica, sin embargo, nunca puede destruir al capital, pero es una actividad que hay que realizar una y otra vez. Ahí compara la actividad de la "forma" sindicato, o sea la actividad sindical, con el mito de Sísifo. Y dice algo así como que es necesario luchar sindicalmente una y otra vez, llegar a la cima y empezar de nuevo, pero advierte que nunca se destruirá el capitalismo de esa manera, sino que hay que complementar con la lucha política (e ideológica agregaría Gramsci y otros clásicos del marxismo, Lenin, Trotsky ).  De ahí nos salió la idea de colocarle Sísifo (porque nosotros somos sindicalistas y nos toca llevar la roca a la cima, una y otra vez) y luego le pasamos un extracto del texto del libro de Rosa a la dibujante Silvina Marini, quien brillantemente, se le ocurrió dibujar un Sísifo, ¡¡¡ con la misma cara de Rosa Luxemburgo !!!!
  Aclaro, como imaginarán, que no todos nosotros leemos a los clásicos marxistas y compartimos sus postulados, sino que hay pluralidad ideológica como en cualquier sindicato. Esa es una gran enseñanza que nos dejó Tosco, el respeto por las ideas del otro, y el cuidado de no caer en posiciones sectarias. Inconscientemente, agrego y esto es material de diván psicoanalista, quizás la división de la Central de Trabajadores Argentinos tenga que ver con la elección del nombre. La CTA nació rompiendo con el PJ (y lógicamente con la CGT), partido que dejó de ser considerado como la "forma política representativa de la clase y el pueblo".Y la idea de algunos fue crear nueva central, nuevos sindicatos (como el nuestro SiTOSPLAD que nació más o menos por 1998) y de ahí pasar a la forma "partido" (esto es propio del sindicalismo revolucionario hay que reconocerlo). Eso, como lo demuestra la experiencia histórica de estos 20 años, no pasó, o mejor dicho, los partidos que nacieron "bendecidos" desde la Central,  no se transformaron en la  “forma política"  representativa que reemplazara al PJ. Así que quizás inconscientemente estamos diciendo que todavía  hay que seguir subiendo la roca hacia la cima  por mucho tiempo...Y les cuento más, un compañero, Claudio, mencionó la relación del título de la revista con  la obra de Albert Camus, que yo personalmente no he leído. Finalmente, una colega mía muy conocida nos ha cuestionado, de buena manera por cierto, el  título de la revista, por ser demasiado "críptico", propio de las primeras sectas que tanto criticaba Federico Engels. Termino este relato con la frase de otro compañero, a quien no conozco personalmente, quien comentando el contenido del primer número que contiene Biografías y relatos insurgentes, le escribió a Abel, su autor: "Que Sísifo siga transformando roca en historias, dado que su ceguera es metafórica y la roca es la convicción, por lo que siempre hay que remontarla hasta su concreción " (Paco) 

Alejandro Ernesto Asciutto

MIRTA LOPEZ : Ejemplo de enfermera como compromiso social


Si consideramos que el acto de cuidar a las personas tiene un valor intrínseco y esencial que hace a la Enfermería vamos a poder entender la enorme implicancia ética, moral, social y legal que tiene la profesión. La Enfermería define su  sentido humanístico en una relación interpersonal jerarquizada por sus valores como persona, sus conocimientos científicos y técnicos propios que le dan una identidad única en relación con otras profesiones.

El acto de cuidar de enfermería tiene un carácter esencialmente humano, coordina y hace efectivo el conocimiento científico y tecnológico del equipo de enfermería y del equipo de salud en beneficio de la persona que cuida. Seguramente Mirta López había asumido a su profesión, encarnando todos estos conceptos, con todo lo que ello implicaba como  un estílo de vida y dedicación al servicio de las personas que la necesitaban,  lo cual describe el enorme significado  moral que le había dado a su existencia.

Ella entendía, como muchos de su generación que se debía unir el pensamiento con la acción  para modificar una realidad injusta y cruel, es decir había que ser coherente. De otra forma no se es consecuente con la profesión y quizás se termine siendo cómplice de lo mismo que se critica. Por eso asume su rol de militante social y político desde su  profesión para concretar aquellas ideas justicia, equidad y solidaridad, volcando su humanismo al cuidado de las personas.

 Esto no pasó desapercibido por el Terrorismo de Estado, impuesto por la última dictadura militar, el 24 de marzo de 1976. Este tenía por objeto aniquilar toda Resistencia Social, a través de una represión feroz y cruel como nunca  antes había ocurrido en la Nación Argentina. Llevándose a cabo a través de un método que se aplicó sistemáticamente: secuestro, tortura,  detención y desaparición de las personas. Una vez aniquilada la Resistencia Social de la problación, nadie impediría la vigencia de un Modelo Socioeconómico de entrega, hambre y exclusión social impuesto por las clases dominantes. Donde el cuidado de las personas, tal como lo entendía Mirta,  dejaba de ser un Bien Humano para convertirse en una mercancía  y al cual se accede  a través del dinero. Esta diferencia de pensamiento Mirta lo pagó no solamente con su vida presente, sino también con su pasado que le daba identidad  y sentido a su vida. Y esto es lo que persiguió la dictadura de 1976, no solamente eliminar físicamente a las personas, sino también su historia, con lo cual se pierde el sentido de pertenencia a un pueblo y lo más importante su identidad. Hoy asistimos a una oportunidad histórica para que el sacrificio de Mirta, no haya pasado en vano. Los que hacemos la salud para el pueblo, tanto como trabajadores o profesionales, luchemos por el valor humano y el derecho universal a la salud, así en cada acción nuestra,  Mirta y muchas otros desaparecidos como ella, recobraran vida y su lucha no habrá sido en vano.


  ALEJANDRO CANDEROLI

Nota repudio dichos docente Aníbal Gaviglio

Habiendo tomado conocimiento de la denuncia (que reproduzco más abajo) hecha por la Comisión Memoria, Verdad y Justicia y la Biblioteca Popular Somos Viento de San Francisco, Córdoba, acerca de la agresión verbal pronunciada por un docente contra la señora Mirta Gallegos y su desaparecido cónyuge, José Luis Boscarol, me solidarizo en primer lugar con la agraviada (y también con su hija Daniela igualmente víctima de esos agravios) y me sumó a la gran cantidad de repudios que he leído hacia el mencionado agresor.
  No conozco al señor del que se informa es ¿docente? pero sí conocí personalmente al agraviado post-mortem, el entrañable José Luis Boscarol, a quien amigos, compañeros y colegas apodábamos cariñosamente como "el Chanchón". Tuve la suerte de compartir la graduación como médicos con él en abril de 1972 y ser colega de él en el Hospital Rawson de Enfermedades Infecciosas de Córdoba y en el dispensario de la villa del Bajo Pueyrredón. Hombre íntegro, estudioso, bonachón y siempre con una broma en sus charlas con pacientes y colegas, comprometido en aportar sus conocimientos científicos a favor del sufriente, con especial énfasis en los más vulnerables y perjudicados en su salud, como resultado de pésimas condiciones de vida y de trabajo. Un trabajador de las ciencias dedicado en su práctica profesional al servicio de los más necesitados. Un ser humano comprometido con su pueblo y ajeno a toda mezquindad, que fue capaz de entregar horas de su vida a la atención médica, aún sin recibir retribución salarial como todo profesional lo amerita. Para resumir en pocas palabras claras y rotundas: atendía gratis en un dispensario barrial y en un hospital público y después veía cómo se las rebuscaba. El Chanchón Boscarol fue uno más de los que comprendió que, además de su profesión, debía asumir un compromiso político para modificar de raíz la cruel realidad social y sanitaria que laceraba a millones de compatriotas. Asumió el compromiso por los de su clase trabajadora y asumió el desafío de sumarse, como tantos cientos de miles, a la insurgencia que por aquellos años florecía por nuestras tierras irredentas. Precisamente, asumió el compromisio por la redención social. Las opciones políticas siempre son debatibles, pero los compromisos humanos y sociales están fuera de discusión.
  En ese compromiso, la muerte lo sorprendió cuando el vehículo en que transitaba fue objeto de un intento de detención por parte de fuerzas represivas que abrieron fuego contra él y otra persona que lo acompañaba. Semejante situación no es un "accidente vial". Fue uno más de una serie de crímenes sobre cuyas responsabilidades y culpabilidades, ya hay numerosas pruebas y sentencias judiciales y una voluminosa literatura histórica documental y testimonial.
  Leer - y escuchar - que hay personas capaces de enlodar a los muertos y agraviar a sus familiares sobrevivientes de un genocidio, no sorprende. Pero no calma nuestra indignación. El genocidio no lo cometieron solamente los ejecutores materiales sino también, los predicadores al estilo de este ¿docente? Cuando escuchamos que una persona así es capaz de cuestionar una cifra de desaparecidos y cambiarla por otra cifra - ¡como si el número de víctimas fuese menor atenuaría la criminalidad de los terroristas al mando del Estado! - vemos que estamos frente a un apologista del genocidio. Semejantes "docentes" son de la misma estirpe de los que, cuando era niño y adolescente, pretendían hacernos creer que los pueblos originarios "desaparecieron" sin saberse por qué. Son los mismos que levantaron monumentos y bautizaron pueblos, ciudades, plazas y calles con los nombres de los perpetradores del genocidio del siglo XIX.
  No extraña entonces - ¡pero sí alarma muchísimo! - que un ¿docente? en pleno siglo XXI tenga la desvergüenza y se ufane de hacer la apología del genocidio del siglo XX que asoló nuestra Argentina irredenta. Y que lo haga ante familiares y compañeros de una de las víctimas, es una prueba más de las consecuencias de una impunidad que apenas empieza a resolverse en estrados judiciales. El apologista del genocidio se atreve de calificar de "prófuga" a una persona que, como la esposa del Chanchón, se resguarda de otra muerte segura. El apologista del genocidio utiliza la jerga burocrático-militar tratando de reproducir culturalmente el lenguaje oprobioso del terrorismo nazifascista. Terrorismo de lenguaje, terrorismo en la acción, para reproducir un sistema de opresión y explotación, expresiones del odio hacia quienes como Boscarol, se atrevieron a desafiar su dominio inhumano. Y siguen predicando para infundir desasosiego y temor. Mienten y dicen que los que mienten son los otros. Aterrorizan y dicen que los terroristas son otros. Como el vulgar delincuente que grita "¡al ladrón!" mientras él delinque ante la distracción de los demás.
  No estamos distraídos señor apologista de los crímenes del terrorismo de Estado. Alguien se ocupará de que estos apologistas del genocidio sean enjuiciados cómo y dónde corresponda a los efectos legales. Pero nadie evitará que nuestras voces se alcen en su repudio moral, político e histórico, nuestra solidaridad con los familiares se manifieste con cariño y nuestro renovado homenaje a José Luis Boscarol, ejemplo de dignidad y compromiso humano con su pueblo, se multiplique. Algún día, un hospital o un centro de salud llevará su nombre, como parte de la recuperación de nuestra Memoria Histórica.
  
 Abel Bohoslavsky
compañero, amigo y colega del Chanchón

Presentación en el Archivo de la Memoria de Córdoba de Sísifo del SITOS con Biografías y relatos insurgentes, libro de Abel Boho

El 22 de marzo, en el marco de una semana de conmemoración del Día de la Memoria, se presentó en Córdoba el primer número de Sísifo, publicación del  CESS (Centro de Estudios Sociales y Sindicales)  del SiTOSPLAD ( Sindicato de Trabajadores de OSPLAD) que contiene el libro Biografías y relatos insurgentes, de Abel Bohoslavsky. La actividad se desarrolló en el Archivo Provincial de la Memoria, sitio emblemático donde bajo el terrorismo de Estado funcionó la D2, donde sufrieron secuestro, tormentos y muerte numerosas personas.Abrió la jornada Nancy Grahovak, del SiTOSPLAD Córdoba e hizo la presentación Alejandro Bassignani, secretario general del mismo sindicato.  Luego, el historiador Pablo Pozzi, que prologa el libro, hizo una valoración política, ideológica y humana del mismo, destacando lo ameno de su lectura y la caracterización de un época revolucionaria que vio florecer a mujeres y hombres comunes que se asumieron como revolucionarios.Luego del autor, hablaron el médico Daniel Pilcic evocando el surgimiento del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)  en Córdoba (parte de cuya historia es relatada) y el ingreso juvenil de Domingo Menna, uno de los militantes cuyas biografías forman parte del libro, y Juan Enrique Villa, por entonces secretario general del Sindicato de Trabajadores de Perkins (actualmente en la Comisión de Derechos Humanos provincial), quien destacó además de los méritos políticos, la conducta de solidaridad en el trabajo profesional de Abel.El autor resaltó la presencia de Héctor Jouvet, antiguo combatiente del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) y ex prisionero político, actualmente médico. Estaban presentes, entre muchos, veteranos del sindicalismo clasista como Santos de SITRAC, Rubén Ortiz del Sindicato de Perkins y Soledad García de la Unión de Educadores. También, integrantes del gremialismo hospitalario de la época, como las/os médicas/os Susana Alem, Ingrid Waisman, Carlos Ahresnburg y Maida.Y jóvenes sindicalistas de hoy como Guido Dreizik, secretario general de la CTA Córdoba. Entre el numeroso público (vinieron desde San Francisco, Río Cuarto y otros lugares, ex prisioneras políticas como Cristina Salvarezza (una de las fugadas de la cárcel del Buen Pastor) y también ex prisioneras políticas uruguayas presentes en Córdoba para realizar una obra teatral.La presentación se hizo en plena calle, en el Pasaje Santa Catalina en un ambiente de muchísima emotividad. Abel, evocando a los revolucionarios caídos - mencionó a muchísimos, relató anécdotas y clamó por rescatarlos para Nuestra Historia - dio vivas a la Revolución, lo que fue cerrado con un prologado aplauso.

Presentación de la revista Sísifo y el CESS


 Alejandro Bassignani del sindicato de base SiTOSPLAD abrió la presentación del acto realizado en la sede de la CTA-Capital el pasado 30 de noviembre y anunció la creación del CESS (Centro de Estudios Sociales y Sindicales), presentando el primer número de su revista Sísifo dedicado íntegramente a divulgar la obra Biografía y Relatos Insurgentes escrita por Abel Bohoslavsky.  Señaló la necesidad por parte de los trabajadores de reflexionar teóricamente sobre las prácticas de los trabajadores organizados y los desafíos a enfrentar. Valoró la publicación de los relatos de Abel y si bien enfatizó la diferencia en el contexto histórico entre los años ’60 y ’70  y la actualidad, observó que los ejes son los mismos.
Julio Macera, Secretario Adjunto de CTA Capital, manifestó el orgullo de formar parte de una maravillosa locura: el SiTOSPLAD es una prueba de esa maravillosa locura, y de profunda fe,  ya que el mismo debió enfrentar a la peor de las patronales, los sindicalistas. El nuevo sindicato se atrevió a poner en discusión la cuestión de la libertad sindical, en el ámbito de la misma OSPLAD, controlada por la misma CTERA. La fundación del CESS  es otra prueba de maravillosa locura, la de ser capaces  de decir que además de trabajadores, quieren ser parte de la construcción del pensamiento. Y además en su primer número, al explorar acerca del Partido Revolucionario de los Trabajadores, implica reflexionar en una época importante de nuestra historia reciente. Julio Macera puntualizó que la lucha política era por cambiar la sociedad, por la construcción del socialismo, no por un plato de comida como en la actualidad. Expresó que no hay nada más reaccionario que la falta de imaginación, y  manifestó la satisfacción de la CTA ante la iniciativa de la publicación que aporta indicios de que aun existe esa imaginación.
Cecilia Hidalgo  expresó la importancia de los escritos de Abel Bohoslavsky; comprender una vida es comprender una época. Los escritos como los presentados en la revista son capaces de reflexionar. Los relatos de Abel muestran como pensaba y vivían los militantes, y se logra transmitir esa sociedad, esa cultura y esos sujetos en todas sus aristas y complejidades. El relato muestra a militantes ejemplares, algunos rescatados del anonimato y propone una reflexión que no es individual, sino colectiva. Los relatos ofrecen discusiones dentro de las agrupaciones políticas, charlas entre amigos, se ve lo problemático de las situaciones, la incertidumbre ante los hechos. Los relatos no desdibujan a los militantes, las narraciones de Abel muestran a militantes que son agentes plenos, que actúan, deciden, caracterizados por  una gran capacidad intelectual y por una gran entrega. Las memorias rescatan situaciones, anécdotas, que destacan valores, como son la autonomía crítica, la reciprocidad, la solidaridad, la justicia y el coraje. Permiten comprender una época. El autor no se coloca en una situación privilegiada de quien emite la palabra interpretativa final o verdadera, por el contrario, la historia narrada incluye al lector, lo invita a la acción, al pensamiento, a la reflexión crítica. El texto ofrece nuevas fuentes, hay una producción de nuevos textos, que otros estudiosos pueden tomar, pero también ofrece un sentido que trasciende con creces a la represión y a la derrota.
Daniel de Santis menciona el relato del Cordobazo, de la Cátedra Che Guevara de la Universidad de La Plata, como una ponencia extraordinaria, de lo mejor que se ha producido acerca de la pueblada del 29 de mayo de 1969. Es un relato vivido, que le permite al lector estar en la barricada, sentir los caballos, revivir esa histórica jornada. El relato recrea muy bien  la situación como si fuera una película. El breve texto sobre Santucho ofrece una buena síntesis de la vida del dirigente del PRT. La publicación de Abel tiene la importancia de  recuperar estas historias y constituye una herramienta destinada reflexionar sobre nuestro presente actual. Daniel recuerda que la lucha era por el socialismo y rescata los debates de la época  con Carlos Kunkel acerca del socialismo nacional y el socialismo  internacional. Y no hace mucho, se ha reconocido que el proyecto del socialismo nacional era el proyecto del capitalismo nacional. De Santis afirmó que la burguesía nacional es incapaz de desarrollar el país  e incorporar  e integrar a la mayoría de la población. La construcción de un país  industrializado  tiene que ser obra de los trabajadores y el conjunto del pueblo. Y aún en el caso hipotético de que esa burguesía nacional pueda desarrollar el país, lo hará en el marco del capitalismo, de la explotación. Daniel cerró su exposición recordando la brillantez de pensamiento del Che Guevara.
Abel Bohoslavsky  relató  cómo surgió el proyecto de publicación de las biografías y señaló la necesidad actual de aportar un perfil más completo e integrador de los militantes de la revolución socialista desaparecidos y asesinados. Abel mencionó la necesidad de romper con el anonimato, propuso rescatar y mostrar a los militantes en sus diversas dimensiones. Esos compañeros fueron llamados  “subversivos”, “terroristas” “demonios” y hasta “utópicos”, como supuestos buscadores de lo no posible. Las biografías muestran la vida de los revolucionarios que lucharon por lo posible, no por la utopía. Abel Bohoslavsky comenta que sus relatos comenzaron en forma de cartas, como es el caso de la biografía de Domingo Menna. La biografía del Gordo Ivar Brollo también comenzó como una carta a sus hijos. El autor de los relatos señala que para entender las biografías era necesario narrar el contexto histórico de la época y recordó a Gregorio “GOYO” Flores, de origen campesino y principal protagonista de la experiencia sindical clasista del SITRAC, quien se atrevió a hablar del Che Guevara y del socialismo  en una asamblea masiva de obreros en 1970. Recordó la cárcel de Flores, su posterior integración al PRT y la fundación del Movimiento Sindical de Base (MSB). Recordó también que Agustín Tosco en julio de 1973, respondió a la publicación Mayoría, que hacía referencia a Córdoba en calidad “capital vietconguita” aludiendo al congreso fundacional del MSB, replicando que la voluntad del movimiento obrero era erigir a Córdoba en la capital de la patria socialista. Mencionó que su obra presenta relatos sobre el Viborazo, la historia del PRT,  sus éxitos y fracasos. La obra se suma a otras que el autor recomienda, la recopilación de Daniel de Santis en A vencer o morir – Historia documental del PRT-ERP, y La historia del PRT por sus protagonistas, que es una obra monumental. También destacó Por las sendas argentinas-El PRT-ERP, la guerrilla marxista, escrita por el historiador Pablo Pozzi como otra obra fundamental. Abel puntualizó la energía de las organizaciones de la época,  la autonomía y la audacia del PRT y de muchas otras organizaciones de la época. El autor señaló las limitaciones del capitalismo, aún del más próspero, y su imposibilidad de distribuir la riqueza. Señala que la democracia genuina no es compatible con el capitalismo y expresó su convicción en la necesidad y posibilidad de una revolución socialista.
Finalmente Alejandro Bassiganni  valoró el fotomontaje de Varinia Bohoslasvsky, al diseño de la publicación  realizado por Sebastián Bruzzese  y el dibujo moderno de Sísifo realizado por la artista Silvina Marini. Se leyeron adhesiones de la Juventud Guevarista y de Nosotros los Santucho. Estuvieron presentes en el acto Carlos Chile, Secretario General de la CTA Capital Federal y Ricardo Peidro. Entre los presentes estaban representantes de los trabajadores de los años 70, del grupo de cine Mascaró, miembros de la Juventud Guevarista, del colectivo político-sindical El Mortero y varias compañeras que participaron de la publicación Nosotras, presas políticas, y  de la militancia del SiTOSPLAD.
Julio D Alessandro, de Trabajadores y delegados de los años 70, informó sobre los avances de la investigación del Centro Clandestino de Detención Campo de Mayo, solicitó el apoyo y la colaboración de los sindicatos en la tarea de aportar pruebas de la complicidad patronal en la represión del periodo 1976-1983.D Alessandro comunicó que se está elaborando un documental que servirá como aporte a la causa. El documental ofrecerá testimonios directos que describen la represión en las empresas de Mercedes Benz, Ford, Astarsa, Tensa. Pidió colaboración en la difusión del documental.

El perro que perdió una letra


"En realidad, la familia Menna estaba pensando mudarse toda a Córdoba. Se vinieron al año siguiente, y en barrio Güemes se instalaron con la sastrería. Y se trajeron hasta el perro que en Tres Arroyos Mingo había bautizado Trotsky. Claro, en Tres Arroyos no había mucho problema para llamar así a un perrito por la calle, porque seguramente nadie sabría qué cosa era ese vocablo. Pero en Córdoba, el nombre de Trotsky sin duda era conocido hasta por los canasy era muy deschavante. Por eso, cuando Mingo lo sacaba a pasear, contaba que le decía troky. Cuando en el ‘69 se mudaron a barrio San Martín, en lacalle Colombres, a dos cuadras de la cárcel penitenciaria, creo que el perro ya no estaba. Cuando muchos años después, la escritora cubana Rosa Elvira Peláez escuchó esta anécdota, escribió un cuento: “El perro que perdió una letra”.  

Abel Bohoslavsky, revista Sísifo, pag 25-26

Comprender una vida, comprender una época


Cecilia Hidalgo[1]
chidalgo@filo.uba.ar

Narrativas personales como las que se presentan en este número ocupan un lugar central en la investigación contemporánea, no solo por su valor testimonial acerca de momentos y procesos sociales altamente significativos, sino por su capacidad de desafiar estereotipos interpretativos, ampliar la reflexión, mover a la acción, como ningún otro tipo de texto –académico o literario- puede hacerlo. Ya Dilthey (1833-1911) había subrayado la importancia que los relatos de corte autobiográfico revisten para la comprensión de la configuración histórica de una época, por articular a un tiempo el mundo social, el lenguaje con que una sociedad o cultura categoriza ese mundo y la subjetividad de los narradores. En consonancia con tal articulación, en estos “relatos de vidas insurgentes” Abel Bohoslavsky logra transmitir la complejidad social, cultural y subjetiva de procesos políticos e hitos insoslayables de la historia argentina contemporánea, aún pendientes de una reconstrucción acabada. El propio texto del científico social profesional, Pablo Pozzi, que prologa la edición adopta la forma de una narrativa personal, ilustrando hasta qué punto las investigaciones históricas no solo conllevan debates interpretativo-explicativos de cara al pasado sino genuinas discusiones políticas de cara al futuro.
Los relatos de Bohoslavsky despliegan las formas peculiares en que militantes “ejemplares”, algunos rescatados del anonimato, han ordenado y dado sentido a su experiencia política. Son ejemplares en su especificidad y por ello, no son representativos en el sentido de que cualquier otro caso mostraría lo mismo. Lejos de pretender que tal experiencia se recrea objetivamente, lo que el relato permite poner de manifiesto es la conciencia que se ha ido construyendo a partir de la reflexión ulterior sobre lo vivido y por vivir, reflexión tanto individual como colectiva. Así, los relatos recuperan discusiones al interior de las agrupaciones políticas, charlas entre amigos, la inmediatez, el estatus problemático de la memoria y la incertidumbre (se afirma, por ejemplo, que a veces “ni los capos de las agrupaciones parecían tener nada claro”) acerca de lo adecuado de decisiones tomadas en contextos de acción y condiciones de lucha inéditas, no siempre acompañadas por el éxito.
A diferencia de otros relatos donde el protagonismo de los militantes suele desdibujarse- por ejemplo, en aquellos en los que la categoría analítica básica gira alrededor de los “desaparecidos” o las “víctimas del terrorismo de estado”- en estas narraciones los militantes son agentes plenos, caracterizados por una gran capacidad intelectual y entrega. La memoria rescata circunstancias y anécdotas que van más allá del sentido explícito de los acontecimientos para transmitir un significado con amplias proyecciones, en especial hacia otras generaciones, destacando valores como la autonomía crítica, la reciprocidad, la solidaridad, la justicia y el coraje.
En tal sentido, los relatos nos hablan también de muchos otros militantes, que compartieron esos valores y trayectorias. Pero lo hacen abriendo ventanas a una experiencia cuya imagen no es transparente. Y es que los problemas de interpretación o explicación no son solo epistemológicos sino políticos. No se trata de registrar circunstancias y peripecias o transcribir documentos como si fueran autoevidentes: lo que Bohoslavsky cuenta delata claroscuros, rescatados colectivamente en la memoria de largo plazo acerca de lo ocurrido.
Aún en el convencimiento de que desde una perspectiva histórica, pero también personal y familiar, estos relatos son capaces de contar y hacernos comprender una época, el narrador no se ubica nunca en la posición privilegiada de quien emite la palabra interpretativa final y enuncia las “verdaderas” implicancias que los acontecimientos referidos revisten para el presente. Por el contrario, la historia narrada incluye al lector, invitándolo a un trabajo interpretativo activo frente a procesos en gran medida tan inconclusos como sus actuales reconstrucciones.
En su libro Silencing the past: power and the production of history (Boston, Beacon Press, 1995) Michel-Rolph Trouillot sostiene que en la producción de la historia hay al menos cuatro momentos críticos en los que el poder se hace manifiesto: 1) el de la creación de hechos (la producción defuentes), 2) el de la reunión de hechos (la formación de archivos), 3) el de la recuperación de hechos (la producción de narrativas) y 4) el momento de dotarlos de significación retrospectiva (la producción de historia propiamente dicha). Por cierto, los presentes relatos crean nuevas fuentes y promueven la formación de nuevos archivos. Pero tal vez su valor más sobresaliente esté en la manera cómo producen narrativas alternativas, promoviendo la elaboración colectiva de acontecimientos políticos recientes tan importantes para los argentinos, y ello, dotándolos de un sentido que trasciende con creces la perspectiva del horror de la represión y la derrota.

[1] Cecilia Hidalgo es Profesora Titular Regular de la UBA y profesora en diversos programas de posgrado. graduada como Antropóloga se ha especializado en Epistemología y Metodología de la Investigación.

22.11.11

Invitación: Presentación del CESS y Revista Sísifo del SiTOSPLAD

Biografías y relatos insurgentes
El Sindicato de Trabajadores de la Obra Social para la Actividad Docente (SiTOSPLAD), adherido a la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) te invita a la presentación del Centro de Estudios Sociales y Sindicales (CESS) y de su revista anual Sísifo, que en este primer número, presenta las Biografías y Relatos Insurgentes de Abel Bohoslavsky.
En sus páginas, adornadas con imágenes, algunas inéditas, podremos adentrarnos en la comprensión de una época – los insurgentes años ’60 y ’70, parte de la trayectoria del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo y del sindicalismo clasista. Para quienes no fuimos contemporáneos de los sucesos, la historia militante de Abel nos sirve para captar cabalmente las subjetividades y los contextos. Los escritos presentan un entramado necesario para comprender las continuidades y rupturas con el presente, abierto a la polémica, no para encontrar juicios definitivos sino para formular nuevas preguntas y buscar nuevas respuestas desde el presente.
Según el historiador Pablo Pozzi quién prologa los relatos, se trata de una obra que “contiene ensayos llenos de pasión que se basan en una experiencia política de décadas de lucha. Son polémicos y provocadores, en un buen sentido. O sea, no te dejan indiferente; y esto aunque no coincidamos con lo que expresa porque son planteos pensados y con fundamento. Lo más importante es que humanizan a los militantes”.
La antropóloga Cecilia Hidalgo afirma que los escritos de Abel “logran transmitir la complejidad social, cultural y subjetiva de procesos políticos e hitos insoslayables de la historia argentina contemporánea, aún pendientes de una reconstrucción acabada”.
El autor, junto con Daniel De Santis (también militante e historiador de la época) expone su visión y vivencias del Cordobazo, el Viborazo y reconstruye la génesis de agrupaciones sindicales y políticas de la Córdoba rebelde. Por eso, como dice Abel, “estas biografías y el relato histórico-político exceden largamente lo personal. Son patrimonio colectivo de quienes pensamos que la Historia es algo más que un libro de historia. Que la disfruten”.
Los esperamos.

 Miércoles 30 de noviembre, 18,30 hs. – CTA Capital Federal
Independencia 766
Ciudad de Buenos Aires